Entrevista a Willigis Jäger monje beneditctino y maestro zen
¿A qué monasterio benedictino pertenece usted?
-Vivo fuera del monasterio porque estoy exclaustrado.
Benedicto XVI, cuando aún no era Papa, sino en su anterior puesto en la Congregación para la Doctrina de la Fe, bajo el nombre de
Ratzinger, me prohibió hablar en público.
-¿Por qué?
-Pensó que yo ya no interpretaba correctamente el
catolicismo.
-¿Se defendió usted?
-Le escribí una carta diciéndole que no iba a hacerle caso
por motivo de conciencia y por motivos pastorales.
-¿Por qué un benedictino acude a la espiritualidad oriental?
-En la
Iglesia católica no se enseñó la oración contemplativa y aún
hoy día sigue habiendo dificultades con esa enseñanza.
-¿Es compatible la espiritualidad oriental con el credo
católico?
-Existe una espiritualidad transconfesional y a ésa me
dedico. Pero eso no significa que yo tenga que dejar la confesión católica.
-El teólogo Rahner decía que el siglo XXI, o es místico, o
no será nada.
-Yo también creo eso, porque, o bien hacemos experiencias en
el espacio transpersonal, o no vamos a poder sobrevivir como especie humana.
-¿Qué significa experiencia transpersonal?
-Nuestra personalidad es un logro de la evolución, pero al
mismo tiempo significa una limitación. Nuestra conciencia tiene que ampliarse.
Nos hemos desarrollado desde una conciencia prehomínida y de allí evolucionamos
hacia una conciencia mágica, luego mítica, luego mental racional, pero no
podemos quedarnos ahí.
-¿Qué es ese ahí?
-Provenimos de un paraíso en el que alguna vez nos sentimos
en una unidad simbiótica con la naturaleza, y lo que llamamos pecado original
no es otra cosa que el haber desarrollado la conciencia individual fuera de esa
simbiosis. Pero, apenas salimos de ella y pudimos decir tú y yo, empezó a matar
Caín a Abel. Desde entonces nuestra especie no ha hecho otra cosa que matarse
mutuamente y eso se ha agravado muchísimo. Hemos llegado a un punto donde no
sabemos cómo va a seguir esto. En el siglo pasado se mataron mutuamente cien
millones de personas y ninguna moral surtió efecto.
-¿Por qué?
-Esas frases de «debes hacer», o «tienes que», no han hecho
adelantar a nuestra especie humana para nada. Los grandes profesores y
sacerdotes del mundo fueron un fracaso en este sentido. No estoy en contra de
los profesores o de los sacerdotes, pero sus enseñanzas no han ayudado a los
hombres.
-¿Alternativas?
-Tenemos en nuestro interior posibilidades para comprender
la realidad de un modo que no puede abordarse con la razón. Nuestra conciencia
personal supone un gran logro de la evolución, pero al mismo tiempo supone una
limitación. Caer en la cuenta de esa limitación es esencial para nuestra
especie.
-¿Cuál es esa limitación?
-Creemos que la conciencia del «yo» supone la única
posibilidad de comprender. Pero eso es igual de tonto que cuando creíamos en el
pasado que la Tierra
era el centro del universo. Con esa concepción nos hemos orientado hacia un
gran egocentrismo, que es la fuente de todos los males que conocemos en el
mundo. El egocentrismo nos ha llevado al borde de la desaparición.
-¿Cómo superarlo?
-Para salir de esa limitación hay que entrar en el nivel de
la unidad. Entonces vemos que somos uno con todo y que sólo existe uno. Una red
de pescador consiste en muchas mallas y una malla sola no tiene sentido. Cada
uno tiene sentido en la totalidad.
-Pero algunas religiones ya predican el amor al prójimo.
-Las religiones predican el amor y dicen «debes amar a tu
prójimo igual que a ti mismo», pero no nos han ayudado las religiones para dar
ni un paso hacia adelante. Decimos «mi religión», «mi confesión», …egoísmo, …y
los que no estaban de acuerdo fueron quemados. Eso sigue igual en el presente:
sunnitas y chiitas, judíos y musulmanes, fundamentalistas en la Iglesia católica. Todos
dicen «yo, yo, yo…». Todos los problemas del mundo resultan de ese
egocentrismo.
Fuente: CETR. Centro de Estudio de las Tradiciones
Religiosas
Página oficial de Willigis Jaeger:
http://www.willigis-jaeger.de
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